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domingo, 10 de abril de 2011

Felicidad y Fe hipnóticas

En estado de hipnosis la mente es totalmente pasiva y acrítica, se deja engañar fácilmente.  Se ha logrado hacerle creer a un sujeto hipnotizado que un lápiz es un cigarrillo.Ademas se le ha dicho que ese cigarrillo (lápiz) se le va a quemar en la boca y se han producido en el hipnotizado una quemadura de segundo grado y una ampolla. Ello demuestra que tenemos una fe ciega en el hipnotizador y que creemos todo lo que nos dice.De la misma manera se le pueden dar sugestiones positivas al hipnotizado y convencerlo de que siempre sera un hombre feliz en cualquier circunstancia de la vida y así se sentirá cuando despierte. Esto es casi magia pero es posible.

A esa forma de felicidad, como fruto de la hipnosis como llamarla? Se podrá considerar como una verdadera felicidad?.O definitivamente podemos creer que la tan anhelada felicidad es apenas una sugestión poshipnótica?

Incluso se puede llegar a provocar por nosotros mismos al autohipnotizarnos,  el estado de felicidad sin causa y permanente en el momento en que logremos la competencia para autosugestionarnos en forma eficaz. Podemos darnos la orden de ser felices ocurra lo que nos ocurra. El obstáculo para una autohipnosis eficaz es que no nos tenemos tanta confianza y admiración, como la que le tenemos a un hipnotizador externo. No somos crédulos ante nosotros mismos y así la mente no puede desplegar todos sus poderes, como cuando alguien nos hipnotiza y puede hacernos creer que un lápiz es un cigarrillo.

Para ponerlo en otros términos somos sugestionables, pero no tan autosugestionables. Necesitamos a un hipnotizador externo para que podamos sentir la felicidad, así sea fruto del engaño y no vaya acompañada de una consciencia realmente despierta.

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